Cámbiame pero no me cambies

Muchas veces los pacientes vienen pidiendo un cambio, sin embargo no están dispuestos a modificar hábitos: esto porque me gusta mucho, esto otro porque estoy acostumbrad@, aquello porque no quiero… Cambio es crecimiento.

Disposición al cambio, es algo que parece venir al consultorio acompañando al paciente, y por alguna razón se retira de la consulta a los 10 minutos.

En otros casos el paciente cree que está dispuesto a cambiar, y muchas veces no es así. Al notarlo se enoja y se frustra. En lugar de reaccionar así podemos pensar juntos: qué quiero, a dónde quiero llegar, qué objetivo persigo y a qué estoy dispuesto realmente.

Como sabemos, casi todo en esta vida tiene un costo, un precio que debemos pagar para obtener otra cosa. Algo hay que resignar, aprender a decir que no, a poner límites, a decirNOS que no también.

Cada vez que quiero tomar algo, debo soltar otra cosa ¿no creen? Si quiero estar saludable, en mi peso, fuerte y flexible, energétic@, algo tengo que cambiar. ¿Tengo miedo al cambio? ¿O es que no quiero resignar nada?

¿No puedo decir que NO? ¿O es que no quiero? ¿Me cuesta poner y ponerme límites? “Es que me inisiten… y me cuesta decir que no” muchas veces es lo que nos comenta el paciente.

El límite es constructivo, estructura, ordena, es educativo, además es totalmente necesario y saludable.

Dejemos de lado el miedo: miedo al rechazo, al enojo del otro, a incomodar, a ser incomprendidos, cuando digo lo que necesito, lo que deseo y lo que NO, lo que pienso y porque lo pienso, estoy dando forma a mi SER, estoy respetándome y ayudo al otro a que me respete.

Me conozco, me valoro, me respeto, me cuido. Si digo con firmeza y cariño, desde la humildad y empatía, puedo decir lo que sea.

¡Practicando se aprende! Anímate a practicar, entrénate en decir lo que quieres y lo que NO. Cambio es crecimiento.