Cuando comemos para calmarnos

¿Buscas refugio en la comida? ¿Buscas alivio a un malestar comiendo?
Comida es placer… calma el displacer que puede ocasionar un desamor, la soledad, el estrés del trabajo… las exigencias… el correr contra reloj todo el día…. el vivir una vida que a veces no es la que elegimos. El dolor de una pérdida… un cuerpo atacado por una enfermedad… la frustración…
¿La comida es solución? comer aliviana la carga… mmm… puede ser… ¿Relaja? ¿Cura? Quizás… un poquito…

El problema es que ese alivio es transitorio… dura un momento. Y luego tenemos los dos problemas: el anterior y la culpa por haber comido de más o por haber ingerido alimentos poco convenientes; además del malestar físico y emocional que nos traerá y los kilos de más o la grasa que molesta y enferma, pesa y obstruye.

¿Por qué comemos sin hambre? ¿Por qué ante muchos de los dolores o molestias que tenemos pensamos en darnos como mágica solución… un capricho?

¿Por qué confundimos emociones, sensaciones y necesidades?

¿Por qué acostumbramos a aliviar tensiones, comiendo?  ¿Por qué queremos calmarnos con comida?

¿Tendrá q ver con nuestra infancia? ¿Con el biberón cuando llorábamos? ¿Con el típico dulce al momento de un tropezón? Resulta que me di un GOLPE y me calman con un dulce…
resulta que lo que necesitaba era un abrazo, empatía y comprensión… y me dan algo de comer… ¿A quién se le ocurre?

Si lo que tengo es hambre y alguien me propone que vaya a dormir o que abrace a un amigo… pensaría que esa persona está mal de la cabeza. ¿Sería algo similar esto? ¿Comer cuando estoy triste? ¿Puede calmarme realmente? ¿O va a empeorar la situación?

¿Hay otras formas de aliviarnos? Creemos que sí! Las hay!
A ver si pensamos juntos otras opciones…
En primer lugar convendría reconocer que lo que me pasa no es hambre, si lo fuera… bienvenida una rica comida! Si no lo es… preguntarme: ¿Qué me pasa? ¿Qué necesito? ¿Que busco?

¿Estoy aburrido? ¿Enojado? ¿Triste? ¿Tenso? Pongamos palabras a la emoción… al estado, a la sensación. Muy a menudo nos resulta difícil identificar cómo nos sentimos… es lógico, no nos enseñan a expresarlas, tampoco a reconocerlas, por el contrario muchas veces somos entrenados para reprimirlas (”No te enojes! No es para tanto…”, “Los varoncitos no lloran…”, “comete esto que se te pasa enseguida”, “No pasó nada! No exageres!”).

Te recomendamos un libro: el Emocionario. Y su continuación: Amar.

Una vez que sé cómo me siento… puedo pensar más claro ¿Qué necesito? ¿Qué me aliviaría? pero sin hacerme daño: ¿una charla con una amiga? llámala! ¿Una caminata? ¿Un baño de inmersión? ¿Llorar? ¿Abrazar? ¿15 minutos de descanso? ¿Un momento para hacer ejercicios de relajación y respiración? ¿Dibujar? ¿Escribir? ¿Decir?
Podemos generar estos espacios… siempre hay opciones… Anímate a cambiar, si quieres llegar a otro lado ¿por qué seguir por el mismo camino? ¿Habrá que tomar otra opción, no?

 

Te acompañamos en la búsqueda de tu bienestar.

Laura y Karina. NES

5 comentarios en “Cuando comemos para calmarnos”

  1. Me gusto mucho vuestro trabajo creo que verdaderamente nos ocurre en muchos casos lo que comentan ,refuguarse en la comida cuando hay un malestar y mejor es disfrutar de los buenos momentos comiendo pero sin ningún estrés. Gracias por vuestro artículo es interesante

    Un saludo Rocío

  2. Excelente me ha servido para pensar en lo que me pasa y sentir que necesito en esos momentos. Es darme un tiempo para mi, abrazarme a mi misma y compartir ese tiempo con mi ser, una caminata escuchando mi bella música eso es lo que descubrí necesitar. Muchísimas gracias!!!

    1. Gracias Karina por escribir! qué interesante lo que encontraste leyendo el articulo, qué bueno que puedas conocerte, respetarte, valorarte, y asi cuidarte mas y mejor, te acompañamos en ese camino! gracias por compartir tu vivencia!

  3. Los estudios relacionan estos atracones con nuestra falta de recursos o habilidades para calmarnos cuando nos sentimos mal, con la falta de tolerancia a las emociones negativas. Cuando comemos de forma impulsiva se evidencia la desconexion de nuestras emociones y nuestro cuerpo. En consulta hacemos ver a nuestros pacientes que factores producen esa desconexion en ese momento. Les ensenamos a distinguir los disparadores de ese comportamiento y, gracias a ese analisis guiado, comprobamos que desde luego no tienen que ver con fuerza voluntad o la disciplina. Cuando, como y por que cuando me siento mal estoy utilizando la comida para manejar mis emociones».

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