¿Hambre real o hambre emocional?

Cómo diferenciar nuestras hambres, por qué surgen y qué acciones puedo tomar!

Muchas veces ocurre la sensación de querer comer algo y creemos que es hambre- lo comemos y resultó no ser suficiente- de repente buscamos otra cosa para comer. Muchas veces ocurre la necesidad de querer seguir comiendo incluso cuando ya terminé de comer, la saciedad está presente en mi estómago, pero en mi mente aún no… ¿A esta sensación o necesidad solemos relacionarla con la ANSIEDAD, pero y si no es eso?

 

 

El hambre REAL se al relaciona con lo que se llama una necesidad fisiológica: mi cuerpo me pide NUTRIENTES porque los necesita para continuar con sus tareas (este es el famoso ruido de tripas). A esta necesidad hay satisfacerla con lo que pide= ALIMENTO DE CALIDAD.

Muchas veces esto aparece como respuesta, incluso, a comer poco o comer poca calidad de alimento: las galletitas, el sanguchito de jamón y queso, el picoteo, el no comer durante horas y después comer de todo en una sentada.

 

 

Lo ideal es nutrirnos de proteínas y grasas, estos nutrientes que nos resultan escenciales para nuestro funcionamiento. También sumar carbohidratos propios de las frutas, de las verduras – aquellos carbohidratos que vienen acompañados de muchos minerales y vitaminas.

 

Luego, está presente lo que es el hambre EMOCIONAL: este tipo de hambre que pareciera parte de nuestros días, de nuestra conducta y que tanto frustra y enoja. «Sé lo que tengo que comer, pero…» «Me ordené la comida pero me tenté con…» Estos relatos muchas veces vienen acompañados por el pensamiento o la creencia de que es ansiedad y que comemos por ello, obviamente no negamos la existencia del comportamiento ansiógeno, pero muchas veces ignoramos la posibilidad de otras emociones.

 

Este «hambre» es un mensaje, y tenemos que aprender a identificarlo y no enojarnos con él: ¿De qué tiene hambre tu vida? ¿De qué tengo hambre realmente?

 

Podemos hablar de hambre de nosotros mismos: Todos nuestros días tienen nuestra atención enfocada en el trabajo, en la familia, en cumplir, ¿en responsabilidades… pero en nosotros? ¿Ahí ponemos atención o tiempo? A veces necesitamos CONECTAR CON NOSOTROS: pausas, descansos… Si logramos satisfacer esto, vamos a poder reducir nuestra compulsión

 

 

También podemos hablar de hambre de movimiento o hambre de descanso: Estamos cansados y en vez de descansar comemos, tenemos energía y en vez de usarla estoy mucho tiempo sentad@, estoy quiet@.

 

 

Existe también hambre de placer: ¿Qué tanto placer encontras en tu día? Muchas veces para muchas personas la comida termina siendo el único placer que se dan- las papitas, los bizcochos, la gaseosa… estamos poniéndole un parche a una necesidad real y que no siempre debe ser satisfecho por la comida

 

 

Quienes no tienen una relación sana con la comida, se les complica mucho no solo identificar estas cuestiones sino salir de estos patrones que se repiten- si algo de esto te ocurre te invito a que te salgas del PILOTO AUTOMÁTICO y que empieces a registrarte una vez que surja esta impulsividad por comer… “¿Estoy aburrida? estoy cansada? estoy triste? estoy buscando placer? ¿Qué necesito realmente?”

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